martes, 22 de junio de 2010

Los campanarios del perdón

Cuando era pequeña, él, que entonces era viejo con menos edad de la que yo tengo ahora, decía...no pierdas nunca de vista el campanario...con su mano apoyada en mi hombro...y yo miraba, a degüello...con la coronilla del revés. Sin entender, pero tranquila de su cercanía. Me acuerdo de esa sensación.

Cuando creí entenderlo quise irme. Y me fuí. Con miedo, asustada por que nunca había pisado más allá de su sombra, y eso que llegaba bastante más lejos de la que el sol le daba...ese maldito sonido que aporreaba mis noches... No quería verlo ni en pintura, quería tener otras cosas que hacer, o tan sólo aprender que podía pensar en hacerlas. Yo, conmigo. Lejos de campanas que cantaban para mundos pequeños. O eso era lo que entonces chillaban para mí.

Volví con tantas ideas en la cabeza que alguna hice, aunque a la larga o a la corta, el tiempo es relativo, se fueron al carajo. Y a su sombra, joder, a su sombra. Pero ya no me molestaban tanto las campanadas...era como si les hubieran bajado el volúmen...

Yo iba a ser...yo pude...yo era mi mejor promesa.

Tú, con tu mano llena de callos y agachando la cabeza, sin dudas y apretando los dientes, lo estabas haciendo, no tu promesa, sino tu lucha. Con pocas palabras y sin tantas historias.

Ahora, guiños de la vida, que es zorra, bella, despiadada y dulce...me hace escuchar los tañidos a dos, de cerca o con el eco de las ondas en lugares diferentes, y sonrío.

Por que con una boca en el hombro, y un par de manos en el vientre...los campanarios pueden servir para perdonar y perdonarse por lo que no fué.

Y llenarse con lo que sí es.

Ya entiendo...era por eso por lo que no hay que perderlos de vista.

jueves, 10 de junio de 2010

Ray...de Raymond

Le llaman Ray...y vuela de noche sobre los manglares de Nueva Orleans...suena la música no demasiado lejos.
Suena a calor, jazz, blues...a humo de tabaco, del malo, poca charla, alcohol de alambique y a cimbreo...del bueno.
Y se queda en el delta. Sabe, sonríe y se queda.

Por que él puede dar luz con el vientre. En su partida de nacimiento pone Raymond.

Y yo lo sé.


(*) Es una luciérnaga de una película de dibujos animados que me tiene loca y ya vive conmigo.

sábado, 5 de junio de 2010

Equilibrio

- Mi madre irá mañana a la procesión de Corpus contenta por que le he limpiado el sitio desde donde saldrá con sus amigas. Mientras, yo estaré en un curso para el cuerpo, el mío.

- Camarero con Harley nueva por que también es abogado y de vez en cuando canta. Todo por gusto.

- Escucho "galería de arte con fines benéficos" y siento algo dulce.

- Coles moradas en primavera. Color sin pretensión de servir.

- Mi anillo del pie. Me lo puse en el puesto donde lo compré y no me lo he vuelto a quitar. Buscar buril, ya sé lo que va en su envés y lo pondré yo. Ha costado pero ya lo sé.

- Ver sin mirar, desorden aparente, tiempo interno acoplado al externo sin que tengan casi nada que ver y conviviendo tranquilos.

Equilibrio.