jueves, 14 de octubre de 2010

Sin gerundio

Cuando creo que la intuición no anda lejos de la verdad, uso el silencio tranquilo y acogedor de un libro en mi habitación para que el mío acabe pareciéndose.
Después todo pasa...

domingo, 10 de octubre de 2010

As de guía

- Hoy quería comer cocido en la casa de mi madre, en la playa.
- Los locos bajitos también.
- El que me amarra la cordura, me dice que lo sueña.
- Mi madre quería que todo quedara como si nadie hubiera pasado por allí. Condiciones..., bien, no importa, vale la pena. Total, siempre queda así.
- Mi bolso de paja con las viandas y las ganas de un mediodía tranquilo, que se preveía con tormenta, y salió soleado.
- Llego, abro ventanas, los enanos vuelan a jugar y...bendita olla a presión, pienso...
- Mi tía me invita a comer chuletas de cordero...no te líes con el cocido, venid a comer aquí...(y sé que donde esté, esas palabras harán sonreir dulce a mi abuela...todo llega...chiquilla...los muros que uno crea...sólo uno los puede derribar...)
- Y le digo que sí...porque sé lo que significa...pero los enanos, que no saben de historias, siguen queriendo cocido y arroz de primero.
- Con el corazón encogido, lleno la olla, ordeno todo y salgo a la terraza a charlar con mi tío, a mirar con los prismáticos los barcos mercantes, a jugar a adivinar la carga, a reir con los recuerdos de cuando salíamos a pescar con la nuez de madera, te acuerdas cuando se nos puso de pie el pulpo?...sí, me acuerdo...
- Y de repente...


Los niños salen corriendo de la casa, ha explotado! ha explotado!...

No ha explotado...es un geiser amarillo...techo, suelo, azulejos...sólo metí un litro y medio de agua y están saliendo cincuenta...es un sinfín, hasta los patos que adornan la madera de la campana están vomitando caldo de puchero...

Me quedo un momento quieta, observando. No estoy nerviosa, pero por unos segundos me siento cómo un náufrago. Sola, vencida por una olla a presión...pero dura eso, unos segundos.

Zafarrancho de combate: cubos, fregonas, lejía con detergente, escaleras para el techo y mi espalda contorsionista con Manolo sujetándome las piernas (piensa que eres Miguel Angel, intentando que las carcajadas no me tiren al suelo...No seas hijoputa, que si no lo quito, sí va a ser el juicio final...dame más lejía por favor...)
Mi tío aleccionando a los niños, no hace falta que se lo contemos a la abuela...para que no se preocupe...les dice...me mira...y le digo que le quiero con los ojos, de puntillas en la escalera. Mi tía con la fregona...pues con el agua del cubo se podría hacer arroz caldoso para un ejército...

Después de un buen rato, nos quedamos los cuatro adultos con los brazos en jarras mirando la obra de arte, que en este caso consiste en que parezca lo que siempre estuvo allí...

Y aquí no ha pasado ná...

A comer chuletas, llena de churretones amarillos con el pelo pegajoso y oliendo a puerro...sonrío, al fin y al cabo, algunas cosas pasan porque tienen que pasar, y está mejor.

Corolario: Llama mi madre...no me acordé de decírtelo...espero que no hayas usado la olla a presión, hay que cambiarle la goma. No te preocupes mamá...he decido hacer croquetas para mañana.

Abrimos una botella de vino...un reserva estupendo...y mi corazón piensa en que algún día haré otro cocido...pero a fuego lento, mirando el chupchup.

Aquí pondría una canción de John Lennon o de Solomon Burke...pero ahora las escharé...que se las canten a mi abuela...