lunes, 14 de noviembre de 2011

Se cogió de mis dedos, pensando que así, la situación era más segura. Tragué agua de los ojos hacia dentro y me senté.
Necesitas las dos, tus manos. Si te caes con una, te romperás los dientes. Te darás cuenta de que lo que ahora es un ancla, habrá sido un lastre. Ve, busca la manera. Ando, estoy...no llega a un segundo detrás de tí. Puedes pensar lo que es un segundo?..ya, no más. Eso es.
Sí...vamos.
No me necesitó.
Lo consiguió. Y mi humildad, en ese momento, no valía ni para tacos de escopeta. El orgullo callado anegaba la tierra.
Porque sonriendo, me miro a los ojos...conmigo. Con los puños en alto.