martes, 28 de septiembre de 2010

El jugador

Se llama Alfredo. Vive en Corrientes. Un melenudo, un brillante por fuera, un canto muy rodado por dentro. Y el corazón canalla, un poquito, lo justo. Me dice que tiene un bebé. Ya ves, pajarito, y reímos, no es mucho más pequeño que tú, porque no habrás crecido?, que ahora ya vamos para el piso...y reímos más.
Sigues bailando cuando puedes?...Sí, claro...y tienes alguien que te suba con una mano un escalón para que no te atropellen?...creo que sí. Bien. Que si no tendré que ir yo...y a tí quién te hace la coleta?...yo, pero mal, pajarito.

El mejor jugador de rugby que ví en el campo.
Cuando todo se le acabó allí, le ficharon para una de las cosas que hacía bien. Y se vino, con la cabeza alta y los puños apretados. Por sus padres, sus hermanos y por él. Vendió todo. Casa, barco, muebles.
Y jugó. En división de honor. Buscó trabajo, muchas charlas cerca del mar. Qué pijos somos todos, enana. Y lo peor es que tenemos la tierra, lo tenemos en las manos, y se fue. Por señoritos. Pues a pagar, es lo que toca.

Y vino un día. Creo que ahora puedo volver...nadie me espera, pero yo sí lo espero todo. Si no soy allí, no seré en ninguna parte, sabes? ...sí, claro que sé. Vete,que te he visto con el traje de chaqueta reventando costuras pidiendo trabajo...con esa cabeza que tienes. Yo puedo vivir en una tienda de lona...y me gusta tener callos en las manos. Los de la cabeza...ya sabes, me los juego entre los palos. Es el mejor lugar, después de los bares contigo y la Lola. Sí...y sonreía. Siempre lo hacía, y aún lo hace.

Es valiente, limpió todos los cristales de los edificios de los que miraba por la ventana...y no se ponía casco ni protector en los dientes para jugar. Me los han roto tantas veces por dentro, que si me los rompen por fuera..les daré las gracias. Además, los aprieto tanto que se harían daño. Cada ensayo es ganado con ellos.

Y sigue jugando. Limpio, como siempre, a su manera.

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